Contra la obesidad infantil
La obesidad se ha convertido en la enfermedad crónica más prevalente en España, que se sitúa como uno de los países de Europa con mayor porcentaje de sobrepeso entre la población infantil y adolescente.
Según los últimos datos del estudio Aladino 2019, la prevalencia del sobrepeso en la población infantil de 6 a 9 años es del 23,3% y la de la obesidad infantil se sitúa en un 17,3%. Y, desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) advierten de que la obesidad empeora la calidad de vida del menor que la padece y disminuye su autoestima, y, además, es un factor de riesgo para padecer enfermedades como hipertensión, dislipemias, diabetes o trastornos respiratorios del sueño, entre otras.
Beneficios de caminar
La actividad física que supone ir andando al centro educativo cubriría entre un 23% y un 36% del total de la actividad física diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para prevenir la obesidad, debemos fomentar la adquisición de hábitos saludables, tanto en casa como en el colegio, y en la práctica regular de actividad física.
“La actividad física moderada-intensa, practicada de forma regular, al menos 60 minutos al día, previene el desarrollo de la obesidad y es una pieza clave, junto con una dieta saludable, en el tratamiento de la obesidad en niños y adolescentes”, señalan los expertos del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.
Sin embargo, los pediatras advierten que, para que sea eficaz, es necesario hacerlo con una intensidad y una frecuencia determinada, que en muchos casos no se cumple.
“Debemos concienciar a padres y madres de que la mejor manera de cuidar a sus hijos es vivir y transmitir un estilo de vida saludable y activo. La escuela y el entorno familiar son los dos pilares clave en su formación”, señala el doctor Julio Álvarez Pitti, experto en actividad física del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.
El doctor Álvarez Pitti subraya los beneficios para la salud de ir al colegio a pie: “A nivel cardiovascular, caminar a ritmo rápido disminuye la presión arterial, mejora la sensibilidad a la insulina e incrementa los valores del colesterol ‘bueno’, mejorando la calidad y la esperanza de vida”, apunta.
“A nivel musculoesquelético, la práctica de la marcha rápida mejora la condición física muscular, al incrementar la masa muscular, sobre todo, del tren inferior y la espalda”, añade el experto de la AEP.
Por otro lado, “se ha demostrado que los niños que practican actividad física obtienen mejores resultados escolares y, a nivel emocional, ven incrementada su autoestima, lo que reduce el riesgo de caer en trastornos como ansiedad o depresión”.
Ir caminando al colegio fomenta, igualmente, los valores relacionados con los hábitos de vida saludables.
Contra la obesidad infantil, ¿caminar o ir en bici?
Caminar y pedalear en bicicleta son los dos medios de transporte activo por excelencia. Sin embargo, los pediatras priorizan caminar frente a la bicicleta. “Aunque es una alternativa saludable, la intensidad de actividad física desarrollada puede no ser la suficiente, ya que normalmente el tráfico en las ciudades no permite mantener velocidades elevadas durante todo el trayecto”, explica el doctor Álvarez Pitti.
“La marcha rápida, sin embargo, se puede mantener y, además, es más seguro que ir en bicicleta por los problemas con el resto de los vehículos y el mayor riesgo de caídas”, añade.