Pensamiento crítico, el arte de discrepar
Creatividad, comunicación, storytelling, liderazgo, escucha activa, gestión del tiempo, manejo del estrés, inteligencia emocional y mentalidad orientada al éxito, que incluye el pensamiento crítico, el afán de superación, la resiliencia y la flexibilidad cognitiva. Estas son algunas de las habilidades más solicitadas en el siglo XXI en el ámbito laboral.
Estas habilidades se volverán imprescindibles para cualquier trabajo en los próximos años, y son ya el motor de las organizaciones, pero también son esenciales en nuestro desarrollo personal.
“Una función específica la puede efectuar cualquier persona con unos conocimientos técnicos concretos, sin embargo, su valor diferencial estará en otras habilidades que aporte cada día a su trabajo”, según el artículo “De las Soft a las Human Skills” publicado en la revista de CEU Alumni, Views, por Paloma Sáa y Carlos Toral.
Este artículo recuerda que en los próximos diez años, según el informe del Royal Bank of Canada (RBC), más de un 25% de los empleos se verán afectados por la automatización y el 50% requerirá poner en práctica nuevas habilidades, incluso cuando el puesto de trabajo siga siendo el mismo.
En este sentido, la tecnología favorece una automatización cada vez mayor del trabajo. Sin embargo, al mismo tiempo, “tiene lugar una demanda creciente de habilidades difícilmente reemplazables, ligadas a la comunicación y a la gestión de las emociones. Estas capacidades son inherentes al ser humano y se conocen como soft skills”, argumentan sus autores.
Estas habilidades son las que nos humanizan (human skills). “Si bien es cierto que algunas forman parte de las características innatas de un individuo, existen estrategias para potenciarlas y desarrollarlas como la formación, el entrenamiento y una cultura empresarial favorable al desarrollo del individuo”. Conscientes de esta realidad, en el Colegio potenciamos estas competencias en nuestros alumnos.
De estas habilidades mencionadas, dedicamos unas líneas a una de las más importantes en nuestro modelo educativo, el pensamiento crítico.
En su libro “Liderar sin perder tu identidad”, Javier Moreno Zabala, antiguo alumno de CEU, habla de 12 retos actuales para el liderazgo eficaz. Uno de esos desafíos es el pensamiento crítico, y se refiere a este reto con estas palabras: «Pensamos tan mal por “pensamiento de grupo” (Irving Janis, 1972) y el efecto Dunning-Kruger (no reconocemos nuestra ignorancia). Para pensar bien, usemos la “navaja de Ockham”, que no debemos confundir con la “navaja de Hanlon” (1980): “Nunca hay que atribuir a la malicia lo que pueda ser adecuadamente explicado por la estupidez”. El pensamiento crítico incluye afirmaciones, cuestiones y argumentos. El problema, muchas veces, es el pensamiento egocéntrico. El razonamiento ha de ser claro, exacto, preciso, relevante, profundo, amplio, lógico, importante y justo. Para ejercitar el pensamiento crítico tenemos que formular, evaluar, concluir, pensar y crear. Depende de la cultura y educación, de la gestión de la información y de la creatividad. El pensamiento único es un peligro (disonancia cognitiva de Leon Festinger). Necesitamos inconformismo para crecer (la complacencia es un lujo que no nos podemos permitir)».