Alentando las vocaciones científicas
Hoy, día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la directora de nuestro colegio, Belén López Cambronero, y las profesoras Eva Gil y Esther Medina comparten su pasión por la Ciencia y algunos consejos para promover el interés por estas áreas del conocimiento en los más jóvenes. Las dos estudiaron Químicas. Nos hablan de sus vocaciones científicas
Aunque de joven le atraía también la Física, nuestra directora se licenció en Química, un área que “está en todas partes”, afirma. “Cuando se habla de Química, la gente siempre piensa en industria, contaminación… pero gracias a la Química el hombre ha conseguido avanzar en campos de lo más heterogéneos, como la salud, el conocimiento del ser humano, la conservación y producción de alimentos, la higiene, la producción de energía, los textiles…”.
¿Recuerdas cuándo y/o cómo nació tu vocación?
En mi familia, todos se dedicaban al Derecho, pero a mí me atraían mucho las Ciencias. Finalmente opté por Química. Un tío mío era químico y tenía una fábrica de aceites esenciales, y todo el tema de cosméticos me llamaba muchísimo la atención.
Cuando terminé la carrera, empecé a trabajar en la Facultad haciendo la analítica de los mapas de suelos de la Región de Murcia, dentro del proyecto LUCDEME (Lucha contra la desertización del Mediterráneo). Nunca pensé que me dedicaría a dar clase, aunque a lo largo de mis años de carrera, di muchas clases particulares de inglés, matemáticas y química.
Un buen día se me presentó la opción de empezar a dar clase en el CEU, unas pocas horas, y lo compatibilicé. La experiencia, me encantó. Cuando me ofrecieron una tutoría y más horas de clase, opté por el Colegio. Una decisión de la que no me arrepiento y que desde luego ha marcado mi vida profesional.
Igual que a Belén, a la profesora Eva Isabel Gil lo que le encanta de la Química es “que está presente en absolutamente todo, forma parte de todo, todo es Química, y es increíble poder aplicar lo que has aprendido a todo lo que te rodea y encontrar explicaciones a lo que sucede a tu alrededor”, nos cuenta.
Eva también recuerda cómo nació su vocación: “El día que tuve mi primera clase de Física y Química, con 14 años, llegué a casa y le dije a mis padres, ya sé lo que voy a estudiar, y lo he tenido claro desde ese momento, nunca me han surgido dudas”.
¿Quién te ha inspirado a lo largo del tiempo? ¿Algún referente en particular?
“Tengo tantos referentes… Me apasionaba escuchar a Margarita Salas, la he seguido siempre, así como la figura de Marie Curie siempre me ha impresionado, he investigado sobre ella desde que empecé en la Química”.
¿Cómo crees que se pueden estimular las vocaciones científicas en las etapas de colegio?
Para estimular a los chicos de hoy en día sólo he tenido que mostrarles la pasión que siento yo por esta disciplina, que ellos vean que de verdad lo sientes, lo vives, y al final se lo transmites a muchos de ellos, además, hay que decirles que los científicos se equivocan muchas veces y que, aunque surjan piedras en el camino, el método científico te lleva a que si detectas un fallo, replanteas la hipótesis y vuelves a empezar. Puede ser también un aprendizaje de vida.
¿Qué aconsejarías a niños y niñas que tengan un interés en temas científicos, pero no lo vean claro
Les diría que lo intenten, que la Ciencia es un instrumento al servicio de la sociedad, que hay que verla como una herramienta para solucionar los grandes problemas del mundo actual, el hambre, las enfermedades, la energía… El científico es una persona que se pone al servicio de la sociedad e intenta resolver sus mayores problemas. Yo quise ser profesora para poder transmitir a otros la pasión que yo siento por esta asignatura y que puedan sentir lo que yo disfruto con ella.
Por su parte, Belén López Cambronero les aconseja que “crean en ellos y que no tengan miedo. El camino no es fácil pero el trabajo permite alcanzar la meta”.
Esther Medina, ingeniera agrónoma y veterinaria, profesora del Colegio, fue descubriendo su vocación gradualmente. «No hubo un momento concreto. De pequeños siempre tuvimos mucho contacto con la naturaleza, me recuerdo preguntándole a mis padres y abuelos cuestiones de la naturaleza, de biología en general y del medioambiente. Un año pedí a los Reyes Magos un microscopio,
y me gustaba mucho preparar tejidos para intentar verlos. ¡Quizá por ahí empezó todo!».